Trastornos del desarrollo- TRASTORNOS DEL SUEÑO

1. Trastornos del desarrollo

1. Trastornos de sueño:

El sueño es un estado fisiológico temporal de inconciencia, aparece periódicamente, en ciclos con el fin de descansar y renovar energías, es un estado activo, pero si es lo contrario a estar alerta. Y tiene dos fases, REM o fase de sueño rápido; y no REM o fase de sueño lento y reparador.

Definición: involucra a todos los aspectos del sueño, desde el prepararse para dormir hasta el despertar. Estos ocurren en un 12 a25% de la población total y esta relacionada con distintos tipos de enfermedades como cáncer, puede alterar de forma negativa en el sueño y por tanto en el humor y en el desempeño diario. En los niños suele iniciarse en la infancia, se presume de falta de desarrollo del S.N.C. y suelen desaparecer entrando a la adolescencia, si persiste se debe solucionar con un médico. Y se vuelve negativo si es recurrente (niños) ya que afecta al temperamento y por tanto en las reacciones familiares. En el aspecto social, el niño no querrá quedarse a dormir en casa de algún amigo, o ir de campamento.

Principales trastornos del sueño:

Disomnias: alteraciones en la cantidad de sueño:

ü Insomnio: dificultad de conciliar el sueño, o una vez conciliado despertar y no poder volver a dormir.

Este puede comenzar desde los 2 años en adelante. Puede ser total o parcial (más frecuente). Las causas pueden ser orgánicas, como otitis, parásitos intestinales, etc. En ocasiones algún tipo de alimentación, influyen también los medicamentos. Trastornos en el ambiente del niño, escuela, familia.

Dormir bien es una función automática que se da por: cansancio, llegada de la noche, cama y habitación agradable.

Los estímulos internos y externos facilitan: descanso físico y cognoscitivo.

Cualquier fallo en estos, puede conducir a dormir mal, pero si se rompe el automatismo se puede entrar en un proceso crónico que da lugar al insomnio.

Elementos básicos para conciliar el sueño: el automatismo: por que el sueño aparece cuando quiere y no podemos hacer nada voluntario e involuntario para conseguirlo, por ejemplo, un esfuerzo para dormir implica una activación que impide que se den las condiciones necesarias para dormir, porque nos acerca a la vigilia.

ü Hipersomnia: es rara en la infancia, se asocia a alteraciones del S.N.C.

Parasomnias: son alteraciones en la calidad del sueño. Fases:

ü Pesadillas: sueños vividos intensamente, de contenido desagradable y terrorífico, el niño se mueve, gime y hasta puede despertar, se mostrará con miedo y ansiedad, que no le permitirá conciliar el sueño o le costará mucho. Aparecen en la niñez (8-10) más que todo al final de la noche, el niño recuerda todo lo ocurrido. Junto con esto puede sufrir otros trastornos del sueño como rituales en el pre-sueño y miedos durante la noche.

Causas: en el sueño se manifiestan temores y deseos, como con las amenazas proporcionadas por los padres cuando ellos desean que hagan determinada acción, Ej. “toma la sopa o viene el viejo de la bolsa”, esta amenaza se interioriza en el niño y al dormir se presenta como pesadilla. Se manifiestan: inseguridades de su vida cotidiana, programas de televisión, cuantos, lecturas con contenido violento; situaciones estresantes, como vivir con una familia conflictiva.

Cuidados: tranquilizarlo, hacerle sentir que no está solo, ayudar a olvidar la pesadilla; lo puede lograr hablándole de cosas agradables, sin nombrar la pesadilla. Al día siguiente comentarle el tema, que lo cuente con detalles y que lo solucione despierto. Los padres deben analizar la pesadilla y buscar su origen. Intentar que el niño se vaya a dormir relajado. Si tuviera una pesadilla, despertarlo y calmarlo.

No confundir la pesadilla con el terror nocturno.

ü Terror nocturno: involucra un despertar abrupto y un comportamiento que indica terror. Se encuentra asociado con periodos de estrés, tensión emocional o conflictos. Es similar a la pesadilla, pero el terror nocturno se acompaña de un grito, el niño no recuerda los detalles del sobresalto. Ocurre con más frecuencia en los preadolescentes, es bastante común de los 3 a 5 años. Puede ser un trastorno de familia. También puede presentarse en adultos que están estresados o alcoholizados

El terror nocturno puede disminuirse reduciendo el nivel de estrés o utilizando mecanismos de adaptación. El número de episodios generalmente disminuye después de los 10 años de edad.

ü Sonambulismo: ambulación nocturna, inconciente y no recordable; el niño se sienta en la cama, se levanta, camina, pronuncia palabras incoherentes, tiene la mirada fija, los ojos abiertos, y vuelve a la cama. Hacía los 20 años suele desaparecer, solo se debe tratar cuando intervenga con el estado de vigilia.

Trastornos funcionales de la conducta del sueño: miedo para ir a dormir, entre 1-6 años, por angustia de separación o miedo a la oscuridad. Hay que manipular el ambiente y hacer rituales; también un horario regular de acostarse.

ü Miedos nocturnos: muy frecuente en la infancia y la adolescencia, más que todo a los 9 y 11 años.

o Post-lactante: miedo a ruidos fuertes, a estímulos nuevos, a caer, separación de los padres, o a ser cuidados por extraños.

o Preescolares: a perros u otros animales, a la oscuridad, a estar solo y separado de los padres, y a criaturas imaginarias.

o 6 a12 años: a que los padres se separen, discutan o se mueran, a ser castigados, a fracasar en la escuela, rechazo social o a enfermarse.

o Adolescencia: a ser objetos de crimen, a la guerra y a los temas sexuales, como el SIDA. En todas las edades hay un miedo común: a la oscuridad.

Se puede presentar como una fobia. Y es frecuente que reclamen a sus padres o hermanos para que lo acompañen.

ü Dificultad para iniciar el sueño y despertares nocturnos: el niño se despierta a lo largo de la noche todo el tiempo y le cuesta volver a dormir. Suele estar acompañado de rutinas inapropiadas, como dormir junto a sus padres. La persistencia de esta alteración da lugar a un grave trastorno de la conducta del sueño de los niños, se ponen más inquietos e irritables durante el día. La solución adecuada es modificar los hábitos que preceden al sueño, que el niño se acostumbre a estar solo en su habitación –acompañado de objetos familiares— en el momento que llega el sueño.

ü Rituales al acostarse: Tener horarios regulares y no rígidos. Pasar un tiempo tranquilo con el niño antes de acostarse. Que haya una temperatura agradable en la habitación. Que leen esté limpio, con ropa cómoda, sin hambre ni sed. Se le puede leer, cantar, contarle un a historia pero con ternura. No ridiculizar los miedos del niño. Procurar que la siesta no se prolongue mucho. Un baño quita el estrés antes de acostarse. Si llora dejarlo, pero si sigue mucho tiempo acompañarlo sin alzarlo. Relajantes naturales con azúcar. Si despierta en la noche, acudir.

Para evitar trastornos en el patrón de sueño: no abrigarle en exceso, que no coma mucho, no impacientarse si no duerme rápido, no prolongar los mimos, no premiar con la cama de los padres.

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